CUENTITO
EL OVILLO DE LANA
Es increíble
como los gatos demuestran sus habilidades lúdicas con un simple ovillo de lana.
Matilda lo puso en práctica en la sala
donde entre soñaba los sueños de una
tarde de otoño. Con habilidad de sus patas parecía una campeona en el arte de
la gambeta. Todo iba bien hasta que el ovillo se enredo en mis piernas y al
tomarlo para desenredarlo finalizó el partido. Me quedé mirando como la gata
pegaba la vuelta con cierto desdén por mi falta de destreza para seguir el
juego. Al tenerla entre mis manos tratando de ovillarla esa bola de color
celeste me llevó a un pasaje de mi infancia. Tendría unos cuatro años cuando a
mi hermano menor y a mí nos brotó el
sarampión. Vivíamos en Belgrano y como mi madre tuvo que ir al hospital a ver a
un familiar, quedamos al cuidado de Choly que vendría a ser una prima. Era una
quinceañera a la que queríamos mucho porque nos jugaba y nos contaba cuentos.
Claro que una cosa es cuando estábamos bien y corríamos y saltábamos como
cabritos y otra estando enfermos. En esta oportunidad confinados a la cama y con una estufa que nos
ponía aún mas roja la cara haciéndonos picar todo el cuerpo, la situación
cambiaba de aspecto .Mientras ella sentada tejía y trataba de entretenernos
contando historias, que terminaban
pronto .Además ya las conocíamos Quiso que cantáramos pero era evidente que
hacía mucho que había tenido el sarampión. A mí me dolía la garganta y mi
hermanito comenzó a llorar sin parar. Entonces dejando de lado su labor lo
levantó de la cama y trató de calmarlo. Yo vi que en la cesta
había dejado el motivo de su distracción, tomando impulso me levanté y como en
mejor jugador de beisbol arrojé el ovillo a la estufa. Cuando Choly se dio
cuenta acostó a mí hermano y trató de rescatarlo. Apenas me retó, porque entre
otras cosas era su favorito. -¿Y ahora como voy a arreglar esto? Me preguntó
con fingido enojo. Yo sin amedrentarme le conteste “ Y…juntá los hilos y unilos
con un nudo”. Ella sonrió y para hacerme
sentir mal dijo: Estaba tejiendo una bufanda para vos- Entonces me eché a
llorar y me abracé a sus piernas.
Pasó el
tiempo y también el sarampión, la tos convulsa y otras delicias de la infancia
Yo recibí de regalo la bufanda que Choly habrá tratado de tejer, supongo que en
una segunda vez, pero el recuerdo siguió acompañándome siempre.Hoy gracias a mi
gata y el ovillo de lana, sonrío por mi travesura y me dan ganas de llamar a mi
prima y decirle cuanto la quiero.
¿Les Gustó?
Ray LLarvi
Me gusta hermoso recuerdo
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