CUENTO SINFONIA DE PARAGUAS Eludiendo transeúntes, que como yo inundaban las calles, el agua caída era un convite a lo imprevisible. Solo tenía una diferencia con ellos, los muy hijos de puta, ejecutaban una sinfonía de paraguas mientras yo veía, como Favio, que llovía y llovía y no tenía “Il ombrelo” que, la nona me recomendó llevar porque estaba lloviendo. -No abuela, es un incordio y siempre me lo olvido, vas a ver que en un rato para-le dije en el colmo del optimismo. Al llegar a la redacción de la revista la jefa me recriminó por la tardanza, pero ni me calenté en disculparme. Puse cara de que se le va a hacer y esperé que me fijara la tarea del día. Vos Fito vas a escribir sobre los paraguas ya que te retrasaste por la lluvia. Bueno, masticando broca, porque la muy turra nunca me pedía notas con seres vivos de dos o cuatro patas. No, tenía que escribir sobre la humedad del planeta, los colores del arcoíris o boludeces similares. De pronto fijé la vista en un